Olvida el Chavo y los mariachis, la pimienta y los sombreros.
Pocos países pueden ofrecer opciones tan distintas y amplias al turista como México.
Ruinas de antiguas civilizaciones están por todas partes, desde las pirámides de Teotihuacán, a las afueras de la capital, a la ciudad amurallada (y frente al océano) de Tulum, en la Riviera Maya.
La Ciudad de México, con su tránsito insano y que parece estar siempre despierta, ofrece de grifes internacionales-para quienes están interesados sólo en compras-, a las casonas que remiten al tiempo de la colonización española.
Esto sin olvidar una de las catedrales más imponentes de las Américas, la casa de Frida Kahlo y las arenas de corridas de toros.
La continua disminución de las exigencias de la inmigración viene atrayendo cada vez más turistas, que en su mayoría tienden a concentrarse en los resorts caribeños: las noches movidas de Cancún, las «perfectas para para buceo» Isla Mujeres y Cozumel o la relajante Playa del Carmen.
Para quien tenga más tiempo, es imprescindible un paso por Acapulco, «a Miami mexicana», o la bella Los Cabos, con sus arcos de piedras surgiendo del mar, bien en la punta de la península de California.
Si todo esto no bastara, la cocina va mucho más allá de los platos tex-mex que se popularizaron en todo el mundo, ofreciendo una amplia gama de ingredientes, formas de preparaciones e historias que hicieron que la UNESCO considerara como patrimonio cultural intangible.
Buena parte de las materias primas son de una frescura e intensidad que provocan suspiros, como aromáticas habas de vainilla, chocolate, pimientas (más pujantes que ardidas), tiernos granos de maíz y frijoles.
La cocina mexicana es divina. Todo puede parecer muy complejo, con diversos tipos de platos, pero casi todo es muy simple y muy sabroso.
El maíz, el cacao y los frijoles son la base de muchas recetas y se preparan de varias maneras. Un elemento básico de la gastronomía local es la tortilla, hecha de harina de trigo o maíz que se puede rellenar con guacamole (una mezcla de aguacate), carne y queso, además de varias salsas.
Los tacos son tortillas con consistencia más dura, igualmente rellenos con diferentes ingredientes, mientras que un chirrido de tortilla se llama burrito.
Uno de los rellenos más clásicos es el chile con carne, una mezcla de carne, frijoles y mucha pimienta, condimento inmediatamente relacionado con México. Por lo tanto, prepárese para altas temperaturas.
Hay buenos lugares para comer en todo México. A una cierta pasteurización de las mesas en algunos resorts y restaurantes en lugares como Cozumel y Cancún, pero aquí hay restaurantes fantásticos, comandados por chefs estrellados y presentaciones innovadoras y sorprendentes.
Los Cabos, en Baja California, es bien conocida por casas con gran apuro gastronómico, así como Mérida. Pero no son sólo los establecimientos caros que ofrecen buena comida. Por todo el país es fácil encontrar mercados con grandes carpas y taquerías con buena relación costo-beneficio.
De origen maya o azteca, moderna o colonial, combinada o no a un vaso de oleosa tequila, ese es un motivo y tanto para conocer esta bella y animada nación.