Viajar a Egipto

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Viajar a Egipto

Tierra de los misterios, supersticiones y de la moderna arqueología, Egipto fascina con su rica historia, grandes monumentos y el poderoso río Nilo.

La ciudad de El Cairo es la puerta de entrada al país, contando con uno de los más increíbles museos del planeta, el Museo de El Cairo, repleto de momias, sarcófagos, esculturas y otras preciosidades. Lástima que su organización sea pésima. Caótica, ruidosa y dinámica, la ciudad posee un tránsito infernal, pero tiene su encanto.

Cerca del centro está la meseta de Giza, con las grandes pirámides de Keops, Quéfren y Miquerinos y la famosa esfinge.

Descendiendo el río Nilo están ciudades como Edfu, con su magnífico tiemplo de Horus, el mejor conservado del Antiguo Egipto; Kom Ombo, y sus edificios gemelos, y el espectacular Luxor, con complejos religiosos increíbles como Karnak, y el imperdible valle de los Reyes, donde están las tumbas de faraones como Ramsés II y Tutankamón. Más al sur, está la agradable Aswan, cerca de la presa del lado Nasser. Aquí es el lugar ideal para explorar las ruinas de Abu Simbel, casi en la frontera con Sudán, y la isla de Philae, con el tiemplo esolomaico de Isis, el último donde se inscribieron jeroglíficos. Cuando esté en la región, no deje de visitar los sukhs, los milenarios mercados de caravanas, y hacer un paseo de felucca, la embarcación de velas triangulares que cortan las aguas del Nilo.

Al oeste del país se encuentra el oasis de Siwa, donde Alejandro el Grande, fue reconocido faraón. Él fundaría en el delta del Nilo, ya en el mar Mediterráneo, la ciudad de Alejandría, donde maravillas de la antigüedad como el faro y la mítica biblioteca legaron fama y casi ningún vestigio material.

Para quien cree que Egipto se resume a desierto, arena, momias y faraones, no deje de conocer el Mar Rojo, uno de los mejores puntos de buceo del planeta. Sus bellísimas aguas azuladas y amplia biodiversidad están en franco proceso de deterioro por exceso de explotación turística y contaminación, pero la visita a resorts como Sharm-el-Sheik y Hugharda son un excelente contrapunto al clima árido del resto del país.

La cocina local es nutritiva y barata, oscilando entre platos bien conocidos como kafta, fregadero, ensaladas y falafel. Viajar por Egipto de forma independiente es razonablemente fácil, con opciones para todos los bolsillos, pero los servicios y la infraestructura son en gran parte pobres y confusos. Puede ser difícil descubrir dónde queda un punto de autobús o embarcadero y puede haber sorpresas con respecto a los precios pagados en paseos.

Por otra parte, una de las marcas registradas del país son insistentes vendedores que intentan empujarle de fotos con camellos a mini esculturas de dioses, o irritantes personas que le piden propina por cualquier cosa. «La, shukran», «no, gracias», es una de las primeras expresiones que todos los turistas extranjeros aprenden para deshacerse de esas hordas.

El país es un destino razonablemente seguro, pero las tensiones político-religiosas existen en todas las regiones. Para comprender un poco más sobre el islam, visite mezquitas, como Al-Azhar, y descubra increíbles bellezas que los estereotipos nos hacen ciegos.

Egipto es fascinante, pero requiere paciencia. Tenga y descubra un país maravilloso.

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